Resignarse, asimilarse o transformar: he aquí la cuestión

A lo largo de la vida aprendemos, sin percatarnos, a sentir y actuar de acuerdo con determinados modelos de mujer o varón. Romper con ellos y elegir cómo nos gusta ser y qué queremos hacer con nuestras vidas suele ocasionar temor, inseguridad, preocupación por la posibilidad de no ser aceptadas o cuestionadas, o incluso marginadas. Por ello, muchas veces nos resignamos a mantener estos modelos. Una alternativa es intentar cambiarlos, pero asumiendo actitudes, valores y conductas que vemos en otros/as y nos parecen más exitosas o seguras. Un ejemplo de ello lo vemos cuando las mujeres asumen que para progresar en sus ámbitos laborales y ser reconocidas, valoradas y exitosas, la única opción es adoptar características tradicionalmente masculinas.

Muchas mujeres estamos cambiando los modelos femeninos tradicionales, también algunos varones lo están haciendo. Pero en ese proceso, que no es sencillo, necesitamos mantener una alerta frente al riesgo de asimilarnos o adaptarnos -sin darnos cuenta- a formas de actuar, vivir y relacionarnos que se nos ofrecen como deseables para alcanzar determinadas metas.

Está comprobado que los equipos de estudio y trabajo conformados por personas diversas son más creativos, innovadores y productivos.
Cuando vayas a elegir una carrera es importante que no te limites; date el gusto de abrir un amplio abanico de opciones, descarta prejuicios e imagínate en cualquiera de ellas. Muchas mujeres ya lo están haciendo y puedes ser parte de un proceso transformador que asegure los mismos derechos y oportunidades a ambos géneros y, sobre todo, valore por igual las capacidades, necesidades, intereses, sensibilidades, sentimientos y aspiraciones de chicas y chicos.

Informática ¿por qué no?